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La anemia es un trastorno en el cual la cantidad de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre es inferior a la normal. La hemoglobina es la proteína rica en hierro que permite a los glóbulos rojos transportar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo. Si hay menos glóbulos rojos o menos hemoglobina, es posible que los tejidos y órganos, como el corazón y el cerebro, no reciban suficiente oxígeno para funcionar correctamente.
La anemia es una complicación común de la enfermedad renal crónica. Enfermedad renal crónica significa que los riñones están lesionados y no pueden filtrar la sangre como deberían. Esta lesión puede hacer que se acumulen toxinas y líquidos en el cuerpo. La enfermedad renal crónica también puede causar otros problemas de salud.
La anemia es menos común en la enfermedad renal temprana y, a menudo, empeora a medida que la enfermedad evoluciona y se debilita la función renal.
La anemia en la enfermedad renal crónica también se conoce como anemia de la enfermedad renal.
La anemia es común en personas con enfermedad renal crónica, especialmente en personas con enfermedad renal más avanzada. Más de 37 millones de adultos estadounidenses pueden tener enfermedad renal crónica,1 y se estima que más de 1 de cada 7 personas con enfermedad renal tienen anemia.2
La mayoría de las personas que tienen insuficiencia renal, es decir, que la lesión renal está tan avanzada que menos del 15 por ciento del riñón funciona normalmente, también tienen anemia.3
El riesgo de anemia aumenta a medida que la enfermedad renal empeora.
Las personas con enfermedad renal crónica que además tienen diabetes corren un mayor riesgo de anemia, tienden a desarrollar anemia antes y, a menudo, tienen una anemia más grave que las personas con enfermedad renal crónica que no tienen diabetes.4 Las personas mayores de 60 años también tienen más probabilidad de presentar anemia con la enfermedad renal crónica.5
En las personas con enfermedad renal crónica, la anemia grave puede aumentar la probabilidad de desarrollar problemas del corazón (en inglés) porque el corazón recibe menos oxígeno de lo normal y trabaja más para bombear suficientes glóbulos rojos a los órganos y tejidos. Las personas con enfermedad renal crónica y anemia podrían también correr un mayor riesgo de complicaciones debido a un accidente cerebrovascular (en inglés).
La anemia relacionada con la enfermedad renal crónica generalmente se desarrolla lentamente y podría causar pocos o ningún síntoma en la enfermedad renal temprana.
Los síntomas de anemia en la enfermedad renal crónica podrían incluir:
Una persona debe buscar atención médica de emergencia llamando al 911 si siente dolor en el pecho que no desaparece.
Si tiene dificultad para respirar o falta de aire, debe buscar atención médica de inmediato.
La anemia en personas con enfermedad renal crónica a menudo tiene más de una causa.
Cuando los riñones están lesionados, producen menos eritropoyetina (EPO), una hormona que envía señales a la médula ósea, el tejido esponjoso dentro de la mayoría de los huesos, para que produzca glóbulos rojos. Al tener menos eritropoyetinas, el cuerpo produce menos glóbulos rojos y llega menos oxígeno a los órganos y tejidos.
Además de que el cuerpo produce menos glóbulos rojos, los glóbulos rojos de las personas con anemia y enfermedad renal crónica tienden a vivir en la corriente sanguínea durante un tiempo más corto de lo normal, lo que causa que las células sanguíneas mueran más rápido de lo que se pueden reemplazar.
Las personas con anemia y enfermedad renal crónica podrían tener concentraciones bajas de nutrientes, como hierro, vitamina B12 y folato, necesarios para producir glóbulos rojos sanos.
Entre otras causas de anemia relacionada con la enfermedad renal crónica se incluyen:
Para diagnosticar la anemia en la enfermedad renal crónica, los profesionales de atención médica se basan en la historia clínica, el examen físico y los análisis de sangre del paciente.
Un profesional de atención médica revisará la historial clínica del paciente y le podría preguntar sobre:
Durante el examen físico, el profesional de atención médica podría:
Los profesionales de atención médica usan los análisis de sangre (en inglés) para buscar señales de anemia u otros problemas de salud. Un profesional de atención médica tomará una muestra de sangre del paciente y la enviará a un laboratorio para que la analicen.
Los análisis de sangre pueden ver muchas partes y características de la sangre, como:
Algunos de estos análisis de sangre y otros podrían combinarse en un análisis conocido como hemograma completo.
Un profesional de atención médica podía además usar los análisis de sangre para determinar la cantidad de hierro en la sangre y almacenada en el cuerpo. Estos análisis podrían medir:
Los profesionales de atención médica a veces usan también los análisis de sangre para detectar concentraciones bajas de ácido fólico y vitamina B12.
Si los resultados de los análisis de sangre sugieren que el paciente tiene anemia, pero no se conoce la causa, el profesional de atención médica podría hacerle pruebas adicionales para buscar la causa o referirlo a un hematólogo, un profesional de atención médica que trata los trastornos sanguíneos.
Los profesionales de atención médica primero tratan cualquier afección subyacente que pudiera estar causando la anemia, como una deficiencia de hierro o vitaminas. Si la anemia es leve y tiene pocos síntomas, es posible que al principio el paciente no necesite tratamiento.
Los tratamientos para la anemia pueden aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Un profesional de atención médica podría referir al paciente a un hematólogo o a un nefrólogo, un profesional de atención médica que trata a las personas con problemas renales o afecciones relacionadas.
Si el paciente no tiene suficiente hierro en el cuerpo, el profesional de atención médica podría recetarle suplementos de hierro, ya sea en pastilla o por infusión intravenosa (IV). Si está en diálisis, es posible que le administren un suplemento de hierro por vía intravenosa durante el tratamiento de diálisis. Los suplementos de hierro ayudan al cuerpo a producir glóbulos rojos sanos.
Es posible que el profesional de atención médica le pida al paciente que tome suplementos vitamínicos como vitamina B12 o ácido fólico, ambos necesarios para producir glóbulos sanguíneos sanos, si el cuerpo no tiene suficientes de estas vitaminas.
El profesional de atención médica puede recetarle al paciente un agente estimulante de la eritropoyesis (AEE) para tratar la anemia. Los agentes estimulantes de la eritropoyesis envían una señal a la médula ósea para que produzca más glóbulos rojos.
Si el paciente está en hemodiálisis, podría recibir los agentes estimulantes de la eritropoyesis por vía intravenosa o subcutánea durante sus tratamientos de diálisis. Si el paciente está en diálisis peritoneal o no está en diálisis, su profesional de atención médica podría administrarle inyecciones de agentes estimulantes de la eritropoyesis y enseñarle cómo administrarse estas inyecciones en casa.
El profesional de atención médica podría recetarle suplementos de hierro para ayudar a que los agentes estimulantes de la eritropoyesis funcionen mejor o reducir la cantidad de estos agentes que el paciente necesita.
Los agentes estimulantes de la eritropoyesis pueden aliviar los síntomas y ayudar al paciente a evitar transfusiones de sangre (en inglés); sin embargo, el tratamiento no es adecuado para todas las personas con enfermedad renal crónica y anemia. El paciente debe consultar con un profesional de atención médica sobre los riesgos y beneficios de los agentes estimulantes de la eritropoyesis y si el medicamento es adecuado para él.
En algunos casos, los profesionales de atención médica podrían hacer transfusiones de sangre para tratar la anemia grave en la enfermedad renal crónica. Una transfusión de sangre puede aumentar rápidamente la cantidad de glóbulos rojos en el cuerpo y aliviar temporalmente los síntomas de la anemia.
Los profesionales de atención médica podrían limitar o evitar las transfusiones de sangre porque a veces podrían generar otros problemas de salud, como que:
Es posible que no se pueda prevenir la anemia; sin embargo, controlar la enfermedad renal podría ayudar a retrasar la anemia o evitar que empeore.
Es posible que el paciente deba cambiar lo que come para controlar la anemia y la enfermedad renal crónica. Debe colaborar con su profesional de atención médica o con un dietista registrado para desarrollar un plan de alimentación que incluya alimentos que le gusta comer mientras mantiene la salud de los riñones y controla la anemia.
Si el paciente tiene deficiencia de hierro, vitamina B12 o ácido fólico en su cuerpo, el profesional de atención médica o un dietista podrían sugerirle que agregue más alimentos con estos nutrientes a su dieta. Sin embargo, algunos de estos alimentos tienen altas cantidades de proteínas, sodio o fósforo, que posiblemente las personas con enfermedad renal crónica deban limitar. Debe consultar con el profesional de atención médica o un dietista antes de hacer cambios en la dieta.
El NIDDK realiza y respalda ensayos clínicos de muchas enfermedades y afecciones, incluso las enfermedades renales. Los ensayos clínicos buscan nuevas formas de prevenir, detectar o tratar enfermedades y mejorar la calidad de vida de las personas.
Los ensayos clínicos y otros tipos de estudios clínicos (en inglés) forman parte de la investigación médica e involucran a personas como usted. Cuando una persona se ofrece como voluntaria para participar en un estudio clínico, está ayudando a los profesionales de atención médica e investigadores a conocer más sobre la enfermedad y a mejorar la atención médica para las personas en el futuro.
Los investigadores están estudiando muchos aspectos de la anemia en la enfermedad renal crónica, como:
Investigue si los estudios clínicos son adecuados para usted.
Mire un video del Dr. Griffin P. Rodgers, director del NIDDK, que explica la importancia de participar en los ensayos clínicos.
En www.ClinicalTrials.gov (en inglés) puede ver una lista filtrada de estudios clínicos sobre la anemia en la enfermedad renal crónica que están abiertos y reclutando participantes. Puede ampliar o reducir la lista para incluir estudios clínicos de la industria, universidades e individuos; sin embargo, los NIH no revisan estos estudios ni pueden garantizar que sean seguros. Antes de participar en un estudio clínico, debe consultar siempre con su profesional de atención médica.
This content is provided as a service of the National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases
(NIDDK), part of the National Institutes of Health. The NIDDK translates and disseminates research findings to increase knowledge and understanding about health and disease among patients, health professionals, and the public. Content produced by the NIDDK is carefully reviewed by NIDDK scientists and other experts.
El NIDDK quisiera agradecer a:
Jeffrey S. Berns, M.D., University of Pennsylvania Health System, and Kerri Cavanaugh, M.D., M.H.S., Vanderbilt University Medical Center