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Un cistocele es una afección en la que los tejidos de sostén alrededor de la vejiga y la pared vaginal se debilitan y estiran, permitiendo que la vejiga y la pared vaginal se hundan en el canal vaginal.
Por lo general, los músculos y los tejidos conectivos que sostienen la pared vaginal mantienen la vejiga en su lugar. Con un cistocele, los músculos y tejidos que sostienen la vagina se debilitan y estiran, lo que permite que la vejiga se salga de lugar.
Un cistocele es el tipo más común de prolapso de órganos pélvicos. El prolapso de órganos pélvicos ocurre cuando las paredes vaginales, el útero o ambos pierden su sostén normal y se prolapsan, o abultan, en el canal vaginal o a través de la abertura vaginal. Otros órganos pélvicos cercanos, como la vejiga o el intestino (en inglés), podrían verse afectados y caer también de su posición normal en el cuerpo.
Los profesionales de atención médica suelen clasificar un cistocele mediante un sistema de calificación o estadificación. El grado 1 es la forma más leve de la afección y los grados 3 y 4 son los más graves. Con un cistocele más avanzado, la vejiga y la pared vaginal podrían descender lo suficiente como para rozar o hundirse en el canal vaginal y, potencialmente, salir por la abertura de la vagina.
Al cistocele se le conoce también como vejiga prolapsada, prolapso de la pared vaginal anterior o vejiga caída.
Un cistocele es común. Los expertos calculan que casi la mitad de las mujeres que han dado a luz tienen algún grado de prolapso de órganos pélvicos.1 Sin embargo, muchas otras mujeres con la afección no tienen síntomas o no buscan atención de un profesional de atención médica. Como resultado, la afección está subdiagnosticada y no se sabe exactamente cuántas mujeres se ven afectadas por los cistoceles.
Un cistocele puede afectar a mujeres de cualquier edad, pero la probabilidad de desarrollar un cistocele aumenta con la edad porque a menudo, con el tiempo, los músculos y tejidos se debilitan. Ente otros factores que aumentan el riesgo de desarrollar un cistocele se incluyen:
Un cistocele puede ejercer presión o hacer un pliegue en la uretra y causar retención urinaria, una afección en la que la persona no puede vaciar toda la orina de la vejiga. En muy pocas ocasiones, un cistocele podría resultar en un pliegue en los uréteres y hacer que la orina se acumule en el riñón, lo que puede causar una lesión renal.
Muchas mujeres que tienen un cistocele no presentan síntomas. Cuanto más avanzado esté un cistocele, más probabilidad de presentar síntomas. Los síntomas de un cistocele podrían incluir:
Estos síntomas podrían empeorar cuando la mujer se esfuerza, levanta objetos pesados, tose o está de pie durante mucho tiempo, y podrían mejorar cuando se acuesta.
Otros síntomas podrían incluir:
Los músculos y tejidos conectivos debilitados o dañados que sostienen la vejiga y las paredes vaginales causan un cistocele. Diversos factores pueden contribuir al estiramiento o debilitamiento de estos músculos y tejidos, ente ellos:
Para diagnosticar un cistocele, los profesionales de atención médica preguntan a la paciente sobre sus síntomas e historia clínica y le hacen un examen físico, que incluye examen pélvico para revisar la parte inferior del abdomen. Es posible que se le pida que se ponga de pie durante parte del examen, lo que podría resultar incómodo, pero esto permite al médico determinar la gravedad del cistocele. El profesional de atención médica también podría ordenar exámenes médicos para determinar cuán avanzado está el cistocele o para ayudar a encontrar o a descartar otros problemas en las vías urinarias o la pelvis.
Un profesional de atención médica podría preguntar a la paciente sobre sus:
Si la paciente tiene dificultad para vaciar completamente la vejiga o experimenta otros síntomas de las vías urinarias inferiores, el profesional de atención médica podría usar uno o más de los siguientes exámenes para observar las vías urinarias.
Por lo general, un cistocele no requiere tratamiento si la paciente no presenta síntomas.
Si la paciente presenta síntomas, el profesional de atención médica podría recomendarle un tratamiento no quirúrgico o una cirugía, dependiendo de factores como la gravedad del cistocele, su edad, otros problemas de salud, su nivel de actividad sexual, su deseo de tener hijos en el futuro y sus preferencias personales.
El profesional de atención médica podría recomendar:
El profesional de atención médica podría considerar una cirugía para tratar un cistocele si los tratamientos no quirúrgicos no funcionan o si el cistocele de la paciente es grave.
El procedimiento quirúrgico más común para reparar un cistocele es la reparación vaginal anterior, conocida también como colporrafia anterior. Durante este procedimiento, el cirujano vuelve a colocar la vejiga en su posición normal y tensa los músculos y tejidos que mantienen la vejiga en su lugar con puntos de sutura.
El profesional de atención médica podría hacer un procedimiento para tratar o prevenir la incontinencia urinaria al mismo tiempo que la cirugía para reparar el cistocele.
Otra opción quirúrgica para tratar un cistocele es la cirugía obliterativa, que es un procedimiento que estrecha o cierra toda o parte de la vagina para brindar más sostén a la vejiga. Después de esta cirugía, la paciente ya no puede tener relaciones sexuales vaginales.
Por lo general, un cistocele no se puede prevenir, pero las mujeres pueden tomar medidas para aliviar sus síntomas y ayudar a evitar que su cistocele empeore.
Los músculos fuertes del piso pélvico ayudan a mantener los órganos de la pelvis en su lugar. Los ejercicios de Kegel pueden fortalecer los músculos del piso pélvico.
El sobrepeso ejerce presión sobre la pelvis. Se deben hacer cambios en la dieta y el estilo de vida (en inglés), como comer más frutas y verduras y hacer ejercicio con regularidad.
Al levantar objetos pesados, se deben usar las piernas en lugar de la cintura o la espalda.
Se debe consumir suficiente fibra en la dieta, beber mucha agua y otros líquidos y hacer ejercicio con regularidad.
Se debe buscar tratamiento para la tos crónica o la bronquitis y evitar fumar.
El NIDDK realiza y respalda ensayos clínicos de muchas enfermedades y afecciones, incluso las enfermedades urológicas. Los ensayos clínicos buscan nuevas formas de prevenir, detectar o tratar enfermedades y mejorar la calidad de vida de las personas.
Los ensayos clínicos y otros tipos de estudios clínicos (en inglés) forman parte de la investigación médica e involucran a personas como usted. Cuando una persona se ofrece como voluntaria para participar en un estudio clínico, está ayudando a los médicos e investigadores a conocer más sobre las enfermedades y a mejorar la atención médica para las personas en el futuro.
Los investigadores están estudiando muchos aspectos de un cistocele, como:
Investigue si los estudios clínicos son adecuados para usted.
Mire un video del Dr. Griffin P. Rodgers, director del NIDDK, que explica la importancia de participar en los ensayos clínicos.
En www.ClinicalTrials.gov (en inglés) puede ver una lista filtrada de estudios clínicos sobre los cistoceles que están abiertos y reclutando participantes. Puede ampliar o reducir la lista para incluir estudios clínicos de la industria, universidades e individuos; sin embargo, los Institutos Nacionales de la Salud no revisan estos estudios ni pueden garantizar que sean seguros. Antes de participar en un estudio clínico, debe consultar siempre con su proveedor de atención médica.
This content is provided as a service of the National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases
(NIDDK), part of the National Institutes of Health. NIDDK translates and disseminates research findings to increase knowledge and understanding about health and disease among patients, health professionals, and the public. Content produced by NIDDK is carefully reviewed by NIDDK scientists and other experts.
El NIDDK quisiera agradecer a:
Catherine S. Bradley, M.D., M.S.C.E., University of Iowa Carver College of Medicine